Comentarios de Jorge Delgado acerca de la versión preliminar de los Lineamientos de Política Cultural 2013-2016 que el ministro de Cultura, Luis Peirano Falconí, presentó a la opinión pública el 28 enero del 2013.
Enlaces relacionados con el tema:
Lineamientos de Política Cultural 2013 - 2016 (Versión preliminar)
http://www.mcultura.gob.pe/lineamientos-de-politica-cultural-2013-2016-version-preliminar
Ministro de Cultura presenta los Lineamientos de Política Cultural
http://www.mcultura.gob.pe/noticia/ministro-de-cultura-presenta-los-lineamientos-de-politica-cultural
Ayuda Memoria Congreso
http://es.scribd.com/doc/129822306/Ayuda-Memoria-Congreso
ORIENTACIONES_ESTRATEGICAS
http://es.scribd.com/doc/129818927/ORIENTACIONES-ESTRATEGICAS
Lima, 14 de febrero del 2013
Sr.
Luis Peirano
Ministro de Cultura
Ciudad
Estimado Lucho:
Atendiendo a tu llamado para que la “sociedad civil” nos pronunciemos acerca de la propuesta de Lineamientos de Política Cultural que bajo tu liderazgo ha publicado el Ministerio de Cultura, me permito escribirte algunos comentarios.
Antes que nada debo felicitarte porque por fin tenemos un documento oficial de política cultural que era una demanda del sector desde la fundación del ministerio. Aunque algunos piensen que la mejor política cultural es la de su no existencia, dejar al Estado ausente de su participación es negar que éste no es otra cosa que la representación institucional de la sociedad y que ésta la formamos todos los ciudadanos y que tenemos unos derechos culturales que está en la obligación de atender. Por lo tanto, una política cultural no puede ser otra que la del consenso entre el Estado y la sociedad.
Vi la presentación del documento en la que hiciste una muy breve referencia a la historia de la creación del ministerio porque, efectivamente, el tener unas políticas públicas para la cultura no puede entenderse hoy sin reconocer esfuerzos anteriores desarrollados por muchas personas anónimas –desde el Estado y fuera de él- a quienes les debemos el haber llegado hasta aquí. Quiero alcanzarte una información que acaso no la tienes y creo necesario que conozcas.
He sido testigo y parte de los esfuerzos de un grupo de peruanos que desde el gobierno de Toledo –por poner una referencia en el tiempo- bregamos para fortalecer la institucionalidad de la Cultura y defenderla, no solo impulsando la creación del ministerio si no obteniendo la Reserva cultural en las negociaciones del TLC con los EEUU, las primeras y más duras en nuestro intento como país por insertarnos en el comercio internacional. Digo duras porque los más intransigentes, arrogantes y despectivos negociadores en contra de la defensa de nuestra cultura fueron, paradójicamente, los funcionarios peruanos encargados de lograr ese tratado “sí o sí”.
Una mención necesaria y un reconocimiento especial debería hacerse a la Coalición Peruana para la Diversidad Cultural, que es desde allí que algunos realizamos esta larga jornada. Fuimos muy pocas personas aquel entonces quienes nos reuníamos en el Cinematógrafo de Barranco bajo el liderazgo reconocido de Elvira De la Puente, junto con Sonia Seminario, Mario Rivas, Guillermo Cortés, Stefan Kaspar, Celeste Viale y Coco Chiarella, de los que más recuerdo, y otros que puntualmente apoyaron también.
Este pequeño recuento no sería justo y completo si no mencionara al grupo liderado por Víctor Delfín siempre con Armando Robles, Leslie Lee, Cecilia Rivera, Fernando Bryce y otros que ocasionalmente también les acompañaron.
Ambos grupos nos reunimos el 2005 con los entonces candidatos a la presidencia Ollanta Humala y Alan García para pedirles la creación del Ministerio de Cultura. Fue memorable el texto leído por Armando Robles Godoy ante ambos políticos para justificar la importancia de reconocer la Cultura en la sociedad. Es probable que su familia lo guarde, ojalá puedas hacerlo público en algún momento. Armando fue sin duda quien se convirtió en la personalidad más importante de estas reuniones y a pesar de su perfil bajo en todo el proceso y de la enfermedad que entonces atravesaba, siempre estuvo presente.
Desde entonces corrió mucha agua detrás de Palacio y llegamos al 2009 en que nos decíamos con justificado escepticismo que era mejor tener un ministerio improvisado por García a no tenerlo. El tiempo nos daría la razón, a pesar de su frágil institucionalidad el hecho de que hoy puedas participar del gabinete ministerial –algo que nunca hicieron los ex directores del INC- es un hecho que lo debemos valorar. Es justo también reconocer el trabajo que realizó el Partido Nacionalista en el Congreso, y por Vicente Otta, entonces asesor de su grupo parlamentario. Conocí de esto también directamente gracias a la invitación que me hizo Otta para participar en la comisión que creó legalmente el ministerio, desafortunadamente se llevó todo de manera muy expeditivamente burocrática y temas que propuse como traer Turismo como viceministerio y que Industrias Culturales también lo sea -independiente de Patrimonio- no fueron considerados. Estoy convencido que con el tiempo ambos lo serán. Conociendo su génesis y composición, para fortalecer su institucionalidad está pendiente la tarea de reorganizar integralmente el ministerio.
Tu pedido de que la “sociedad civil” participe para “mejorar” los lineamientos propuestos no me parece del todo justo porque “sociedad civil” somos mucha gente y dada la circunstancia, quienes pueden colaborar finalmente son unas cuantas personas que lo van a hacer “graciosamente”, mientras que el ministerio remuneró asesores para que realicen esta propuesta.
También creo que es incorrecto porque la sociedad civil, el sector de la cultura, ya se ha manifestado en diferentes eventos en los últimos años y ha desarrollado propuestas de políticas que más bien los asesores contratados debieron recoger y devolverlas con propuestas concretas para su aplicación – ya sabes eso de que “toda voz genial viene del pueblo…- ya que el documento, muy bien escrito y presentado, se queda en buenos fundamentos generales pero que no aterrizan en propuestas de leyes importantes y nuevas acciones que signifiquen un cambio fundamental. Por ejemplo, ¿de qué sirve reconocer que somos un país diverso étnica y culturalmente y que existen muchas lenguas si solo el castellano es la única lengua oficial en todo el país, incluso en las regiones que son bilingües, o trilingües como la propia Lima, y no se propone nada al respecto. ¿Cómo hablar de la identidad cultural de los pueblos indígenas de la Amazonía y de su inclusión si no se propone terminar de demarcar su territorialidad?. ¿Cómo entender la definición de interculturalidad si no se propone que el estado peruano reconozca oficialmente su carácter transversal?. Están bien las políticas de gobierno planteadas, pero ¿qué garantiza que un próximo gobierno las continuará?. No basta con las palabras del Acuerdo Nacional, es necesario que este reconozca a la Cultura como Derecho Humano, reafirme nuestra diversidad cultural, y las convierta en políticas de estado. Es preciso que se establezcan las políticas de interculturalidad para cada macroregión en ministerios como Educación, Salud, Justicia, y otros. Se dice igualmente defender el patrimonio mientras se permite atravesar Puruchuco con dos túneles. Hasta ahora no está suficientemente demostrado que no afectarán el sitio arqueológico. Alcaldes “emprendedores” –así llamaste al de Ate- hay muchos en todo el país y son los principales depredadores del patrimonio cultural y natural. La historia de estos personajes forma parte de ese lastre que es nuestra historia de la nostalgia, de la pérdida de identidad y del enriquecimiento ilícito. Sobre ese proyecto de Ley de cine, que conozco su génesis muy de cerca por ser parte también del gremio audiovisual, te comentaré algo más adelante.
Como te mencioné al inicio, lo que yo te escribo es parte de mi experiencia directa y como parte de ella y recogiendo lo que un importante y representativo sector de la sociedad civil ya expresó, te hago llegar lo que me tocó vivir como coordinador del Programa Impulso, el proyecto de la AECID y el INC durante el 2008 y 2009, en el que durante 9 meses, 8 comisiones de 9 personas cada una –fueron en realidad más de 9 porque varias personas rotaron al interior de los grupos- de los diferentes sectores de la cultura, desarrollaron propuestas que se presentaron en el I Congreso Nacional de Políticas Culturales y que fueron discutidas por más de 400 asistentes venidos de todo el Perú. Esto fue luego sistematizado en un documento por Herbert Rodríguez que sirvió de base para plantear una estrategia para el desarrollo de la cultura en un taller dirigido por Marfil Francke y que se plasmó en un documento final. Este trabajo no se había hecho antes con el INC, ni vuelto a hacer después con el ministerio. La Dra. Cecilia Bákula, Directora del INC, prefirió no presentarlo en público oficialmente por razones que desconozco, pero el documento sí se publicó en la página web del proyecto y en la propia del congreso, así como en blogs y redes privadas. Es decir quien hubiera querido realmente recoger lo que ese documento propone pudo hacerlo, solo mencionarlo como antecedente es un cumplimiento burocrático, ignorarlo me parece una falta de respeto, justamente a quienes ahora se nos pide una opinión.
Menciono aparte y de manera especial, que este proyecto contó con la asesoría de 3 especialistas españoles, Jordi Pardo, Eduard Miralles y Damià Moragues, y un uruguayo, Gonzalo Carámbula, todos de primer orden a nivel internacional y de asesoría a gobiernos en el diseño de políticas culturales. Ellos elaboraron también una propuesta para la creación del ministerio de cultura que fue entregado como parte del documento final.
Es obvio que algunas cosas han cambiado desde el 2009, no solo ya se dio el cambio institucional con la creación del ministerio, ahora además por fin existe un ministro con liderazgo y una propuesta de política cultural. Por otro lado, en la sociedad civil también se han dado pequeños encuentros regionales y nacionales de algunos grupos de gestores culturales, y existen también importantes redes regionales y de alcance nacional, muy activas y representativas. Esto significa que hay que hacer una nueva lectura de ese documento para ver qué añadir y qué cambiar o borrar, aunque en sus fundamentos, principios y muchas propuestas concretas siga teniendo plena vigencia.
Te adjunto el documento mencionado: Orientaciones estratégicas para el impulso de las políticas culturales en el Perú, y anexo a esta carta te hago llegar la memoria que en su momento presenté oficialmente acerca del I Congreso.
Como te comenté, he sido también parte activa en la vida gremial de la industria audiovisual y conozco los pormenores muy de cerca de cómo se pactó esta ley de cine. A través de la presente solo te puedo decir que considero que es una ley con una visión de lo que era la industria del cine, su mercado y la tecnología del siglo pasado, además, dentro de un contexto imaginario de un “estado de bienestar” inexistente e imposible de darse en nuestra sociedad, y que mantiene al sector del cine aislado del resto de las industrias culturales y de la audiovisual en particular, de las cuales de nutre y depende en la realidad: El sector de la producción de publicidad; el de la producción para televisión, a través de series, novelas, y documentales; la producción de videoclips vinculado a la industria de la música; a la de la animación, vinculado a la publicidad y a la industria de los videojuegos; y al resto de los servicios audiovisuales de los cuales viven gran parte de las empresas del sector. El cine ha devenido ya en el siglo XXI en la forma clásica de lo que hoy se conoce como industria audiovisual.
Desde mi punto de vista la producción de nuestra industria audiovisual en su conjunto debería dirigirse principalmente hacia la televisión –como ya lo es en parte- y ésta debería convertirse en la locomotora que jale a todos los sectores, incluyendo al cine en sus diferentes formas de creación.
El cine, específicamente como tal, paralelamente debería encontrar apoyo por parte del estado principalmente en 4 aspectos: Primero, en la creación de la materia prima, es decir en el guión, que es lo básico y fundamental. Segundo, en la generación de una cadena de comercialización propia, a través de emular, sostener y ampliar la experiencia de los microcines digitales impulsada por el Grupo Chaski, y probada exitosamente a nivel nacional. Tercero, apoyando y fomentando las muestras y festivales que impulsan la producción regional y nacional, procurando crear verdaderas ferias del mercado audiovisual incluso a nivel regional andino. Cuarto, realizando investigaciones de mercado para conocer el desarrollo del DVD en el país y en el mercado andino, con el fin de justificar y fomentar el “product placement” que permita conseguir fondos a las empresas para sus producciones.
Sin embargo, insisto, es la televisión, a nivel regional, nacional e internacional -junto con las nuevas formas de difusión digital de sentidos y contenidos- el espacio donde confluyen todos los sectores que componen la industria audiovisual y a ella hay que prestarle la mayor atención, si existe verdadera voluntad de tener una industria, esta se debe fomentar en su conjunto y no a través de solo una de sus partes.
Finalmente quiero decirte que si bien tengo una visión crítica del documento y de algunas actividades que realiza el ministerio, creo que sí es un avance importante y sí debería ser un punto de partida para concretar políticas de estado en materia cultural. Me animaría a decir de todas maneras que el vaso está medio lleno y no medio vacío.
Con mucho aprecio,
Jorge Delgado
Productor Audiovisual y Cultural
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