martes, 27 de noviembre de 2018

COLECTIVOS


Fotos de los espacios de la sala Luis Miró Quesada Garland, Miraflores, Lima, con las obras de la exposición “Del individuo al ser social: colectividades desde Bellas Artes”, 18 de octubre – 18 de noviembre 2018.

Textos en las paredes de la exposición:









“Colectivos”


Este comentario está relacionado a la exposición “Del individuo al ser social: colectividades desde Bellas Artes” (sala Luis Miró Quesada Garland), pero, también, algunas reflexiones pueden aplicarse a las muestras del ciclo de exposiciones "Un siglo de arte desde la Escuela Nacional" por el Centenario de Bellas Artes.

Tema que resalta es cómo surgen iniciativas “sociales” en los artistas, pero no suman, no logran configurar propuestas que genere su propia institucionalidad, sean historias o academia, escuelas, medios de información, esto es:  ¿por qué no duran los colectivos?, ¿por qué aparecen como iniciativas que ocupan un periodo de tiempo y luego desparecen? 

Ahora existe un mapeo de propuestas colectivas en el arte limeño, es posible mirar de un vistazo (aunque aún a nivel de escuetas reseñas) cuatro décadas de arte crítico, y ver qué hubo, qué pasó. Una tarea pendiente es que exista en el imaginario nacional -sí, en el imaginario de cada peruano- cuáles colectivos con nombre propio e historia han existido en estas cuatro décadas

Destaco que, más allá de identidades políticas específicas, de colectivos realmente existentes, todos desarrollan prácticas artísticas (técnicas, soportes, contenidos, espacios de circulación) distantes de aquellas que son parte del circuito oficial: galerías de arte comercial, centros culturales, museos; esto es, los espacios de difusión del conservador arte “oficial”, que gira alrededor de una obra de arte comercial, esteticista, decorativa. En este punto una importante tarea pendiente es responder a las preguntas: ¿cómo se expresaron-comunicaron los colectivos?, ¿qué soportes, técnicas, medios, utilizaron?, ¿qué hicieron, dónde, cuándo, cuáles fueron sus contenidos?, a partir de la respuesta a estas preguntas: ¿es posible generar currículos de formación artística, y nuevo modelo de enseñanza del arte con un perfil de artista ciudadano? 

Pero no existe un solo modelo de colectivo. Por eso creo importante diferenciar matices:
- Los colectivos, como Paréntesis y Huayco, surgieron con la voluntad política de plantear alternativa al arte oficial (interesante y vigente la propuesta de Arte Total). 

- Los colectivos que surgen en coyunturas de movilización ciudadana. Los de los años de lucha contra la dictadura fujimorista; y los de los tiempos recientes:las movilizaciones o campañas: No a Keiko, Ni una Menos, No a las esterilizaciones forzadas, Día del Orgullo, Antitaurinos, Derechos de los Pueblos Indígenas, Medio Ambiente y Patrimonio, etc.

- Los colectivos (o crews). Los murales grafiti y el arte urbano relacionado a lo joven, tema que merece desarrollo, contrasta la importancia actual de las subculturas y nuevos modelos éticos y estéticos con la marginalidad o invisibilidad del tema Política de Juventudes. 


En los 80 el arte “colectivo” (o colaborativo) contrasta con el “arte bello” y elitista, que gira alrededor de la autoexpresión. Es un arte vinculado al horizonte utópico de época. Paréntesis y Huayco son parte del giro decolonial en las prácticas artísticas en la región, fundacionales de un nuevo paradigma. 

Hacia mediados de los 80, en un escenario de violencia política (confrontación entre la guerra sucia y el baño se sangre) surgen los Bestias, los Subtes, NN y Arte-Vida. Ningún contexto adverso es excusa para que no se den propuestas de arte crítico, más bien, contextos de crisis se corresponden con propuestas de creatividad critica. Habría que analizar qué pasó -qué pasa hoy- para que no se den acciones ciudadanas -constantes, que sumen, no solo reactivas a agendas urgentes- desde el ámbito artístico. En la exposición “Del individuo al ser social: colectividades desde Bellas Artes” al no mencionar a los colectivos no bellasartinos de los 80s (por eso la importancia de la Línea de tiempo y datos de contexto político, social, cultural en las exposiciones de "Un siglo de arte desde la Escuela Nacional") queda fuera de la reflexión el importante tema de la definición de posturas en los años de la violencia política. Y, por otro lado: ¿cuándo se encarará la presencia o influencia de SL en Bellas Artes?

La República, 12 de julio de 1984. Felix Revolledo, profesor de Bellas Artes, involucrado en atentado terrorista. 


A ver, la exposición carece de línea de tiempo y de descripción de contextos en los que surgen “colectivos”, digo, dar datos de información al espectador para que identifique periodos o contextos, sus tensiones y controversias. El de fines de los setenta y primeros años del 80: la revolución “a la vuelta de la esquina”, o aspiración a ser parte de la revolución mundial -socialista o comunista-, donde rápidamente el sueño se vuelve pesadilla en el contexto del Plan Cóndor y el baño de sangre senderista. Esta escena, de utopías de cambio radical, reaparece transformada luego de la caída del muro de Berlín, en la agenda de las luchas culturales contra el neoliberalismo. Las mencionadas campañas y movilizaciones (No a Keiko, Ni una Menos, No a las esterilizaciones forzadas, Diversidad Sexual y Día del orgullo, Antitaurinos, Derechos de los Pueblos Indígenas, Medio Ambiente y Patrimonio, otras) corresponden a este contexto -con potencialidad de futuro- que aparece en los primeros años del nuevo milenio, en específico: el 2003, con la guerra de Irak y la ola de la primera protesta global y su eslogan “Otro mundo es posible”, periodo en el que el CC El Averno (1998-2012) es uno de los espacios de articulación. 

Así, las obras de la exposición aparecen como objetos de arte y memoria, pero su potencialidad política NO APARECE… se escamotea la potencialidad política de hechos radicales. En la exposición se diluye el hecho de que las tendencias de época surgen cómo tensiones que generan controversia. Esas controversias continúan vigentes, en el actual contexto donde se cuestiona el canon moderno y se comienza a valorar el “giro decolonial. 


Texto en la exposición histórica de Bellas Artes "100 años de historia en imágenes" en el Centro Cultural de Bellas Artes, 27 de setiembre - 28 de octubre de 2018. "El canon indigenista cede", es decir, el arte figurativo es derrotado por el abstraccionismo ("El triunfo de la abstracción", título de sala de arte moderno en el MALI), o lo local versus lo “universal”, pero, esta tensión entre creencias de época ¿cómo se refleja en la formación artística y, por ejemplo, en la “Generación de oro”?, ¿otorgarle Medalla Daniel Hernández a Primitivo Evanan (Tablas de Sarhua) y al Taller Huayco E.P.S., es “el canon moderno cede”?. Bastante confusa la síntesis que presenta la exposición, por decir lo menos, hoy se señala la dependencia colonial de nuestras categorías artísticas, pero, al parecer aún prevalecen en el imaginario de organizadores de eventos por el Centenario de la ENBA. 

Retomando el comentario del inicio: los colectivos aparecen como iniciativas que ocupan un periodo de tiempo y luego desparecen, pero, la información sobre propuestas alternativas al arte oficial debiera propiciar la rebelión… ¿o la historia solo es un ejercicio ensimismado en datos sin contacto con la realidad social? Ojo que estoy al tanto que vivimos un periodo en el que se ha naturalizado el apoliticismo y la autocensura. Asunto de no sumarse a esa falsa normalidad. 

A lo largo de las décadas han surgido diversos colectivos, e iniciativas de cambio, pero, ¿por qué todo sigue igual?... pero, ¿es verdad que todo sigue igual? Pasa que estos meses son los del desmoronamiento de la política, sea Keiko, Alan, Toledo, PPK, Castañeda, Ollanta, otros, aparece descarnada la relación entre populismo autoritarios y la corrupción, pero, escenario generado por todos, es la conocida idea que los peruanos tenemos las autoridades que nos merecemos; la corrupción existe por la normalización de la doble moral en diversos ámbitos. Tenso, polarizado, momento en que se exacerba el asco y la desconfianza. 

Vaso medio vacío: “todo es una mierda”, nada ha cambiado, al contrario, se ha profundizado la dependencia de la cultura a los valores de sector conservador, el neoliberalismo y sus valores prevalece el “carrerismo”. 
Vaso medio lleno: los cambios toman tiempo, es decir, décadas. Desde los 70 se han venido sumando propuestas, acciones, iniciativas de cambio. Existe hoy una tradición de arte alternativo. Cobra visibilidad lo que fue estigmatizado como NO ARTE (pasa que en un contexto conservador donde aparece la vieja estrategia: “es preciso que todo cambie para que todo siga igual”). Esta exposición de “colectivos” hubiera sido impensable en los años de la guerra fría; aunque en algunas mentes, no pocas, el macartismo continua vigente, caso del fujimorismo y el terruqueo. 
Entre la hipercrítica y la contemporización complaciente: el arte crítico (el arte colectivo, colaborativo) se legitima, pero eso sucede en un contexto de ausencia de inteligencia, y el arte que cuestiona el sistema oficial coexiste con el arte conservador, mescolanza de cualquier cosa en un contexto de apoliticismo.

 Lamentablemente debo decir que esa confusión (centralmente: se diluye el hecho de que las tendencias de época surgen cómo tensiones que generan controversia) está presente en las exposiciones organizadas por el Centenario.

Repito: no contextualizar las obras de arte diluye las tensiones y controversias que existen entre diversas propuestas (Arte Académico, Indigenismo, Arte moderno, Arte Posmoderno), lo que favorece la amnesia y refuerza el apoliticismo… complica la formación de artistas y espectadores ciudadanos. 

Herbert Rodríguez
Noviembre 2018