lunes, 25 de julio de 2011

Apuntes sobre individualismo de los artistas plásticos y mercado de arte

Van Gogh, artista innovador e incomprendido, murió sin conocer el éxito de venta de su obra... resume dramáticamente las esperanzas de muchos artistas al reconocimiento y la posibilidad de vivir del arte; y, al mismo tiempo, el crudo contraste entre los valores de la autenticidad creadora y la especulación comercial a la que se ven sujetas las obras de arte.

El Perú, país de dramáticos contrastes, país en ebullición, país con una vasta agenda pendiente de temas a resolver, de temas que nos confrontan con la necesidad de reformas profundas, y, sin embargo, aquellos que por ser los especialistas en creatividad debieran de estar entre los más activos en impulsar propuestas (los artistas plásticos entre ellos), no destacan por sus visiones innovadoras, tampoco por su involucramiento en apuestas por el cambio. Paradójico que la elite creadora del país no lo sea, sino más bien sea lo contrario: conservadora, y, adicionalmente, ensimismada, a la vista por su capacidad de aislarse en una burbuja sin contacto con la realidad.

La pasividad ante las barrabasadas perpetradas por Alan García es ejemplo de esta abstención de “especialistas de la sensibilidad”, aparentemente insensibles y que expresa la medida de nuestra crisis de creatividad hoy.

Un vistazo a algo del nefasto "legado" de Alan García para la cultura y la educación:

- Ministro de Cultura justificando Cristo copia en Chorrillos, regalo personalista (del ex presidente García), que se zurra encima de la Marca País (que busca destacar la rica creatividad local).
- Viceministro de Industrias Culturales desactivando CONACINE, instancia real de participación en la formulación de planes culturales.
- Presidente García inaugurando universidades, y, al hacerlo continua tumbándose la escaza calidad educativa y agrava la estafa a sucesivas generaciones de jóvenes.
- Presidente García ninguneando la espiritualidad de los pueblos originarios (y perpetra “baguazos” o represión de justas demandas de diálogo y respeto de los pueblos originarios).
- Museo de la Nación Desactivado, Museo Postal y filatélico cambiado por museo de Dioramas de la Gastronomía Peruana
- Supuestos colegios renovados (destrucción de murales cambiados paredes vacías, incompletos, rompiéndose).
- Escuela de Bellas Artes sin promesa cumplida, no hay presupuesto.

La lista, que puede ser más larga aún. No solo demuestra la poca comprensión de Alan García de qué es arte y cultura y cuál es su importancia, sino evidencia la poca calidad de las personas del entorno presidencial, y, a su vez, del entorno de cada uno de estos personajes en sus áreas específicas (educación, museos, ministerio de cultura, etc.)... que suman todo un conjunto amplio de personas avalando el desprecio por la cultura (además de avasallados por el ego presidencial, su ignorancia y prejuicios).

En el periodo de García, ¿qué impidió que se evitara todo un listado de acciones incongruentes y desatinadas? ¿Por qué no surgieron iniciativas exitosas que le dijeran al presidente y a sus ministros: “así no se hace”?

Para explorar un aspecto de la problemática del bajo nivel de ciudadanía de los peruanos, aquí estos “Apuntes sobre individualismo de los artistas plásticos y mercado de arte”, síntesis de reflexiones acerca del porqué de la poca presencia, como ciudadanos activos, de los artistas plásticos peruanos.


El ensimismamiento individualista de los artistas plásticos se explica porque están concentrados en abrirse camino a partir del empuje individual con un producto distinto, en un medio donde escasean los coleccionistas informados y casi no existe "Prensa Cultural".

Además, el individualismo de los artistas plásticos se ve reforzado por la actitud asociada a la creencia en la "fidelidad al llamado interior que impulsa al artista a crear en soledad" (idea que proviene del método de enseñanza y filosofía de la FAPUC).


El Perú, país pobre y por lo tanto con poquísimas oportunidades (o mercado de arte) que permita el desarrollo profesional de los artistas plásticos.

Las condiciones materiales precarias, en las que un artista debe realizar su misión creativa, y las limitadas posibilidades de vivir de su trabajo ¿por qué refuerzan el individualismo y no la búsqueda de la asociación de artistas como manera para vencer obstáculos que impiden el desarrollo profesional?

Porque:

1) Al ser la diferencia un factor del éxito comercial en un medio de escazas oportunidades y con desinformación generalizada, el no parecerse a nadie o tener cada artista “su” estilo, personal y diferenciado, se ve como la manera de alcanzar el éxito.

2) La creación artística en la soledad del taller lo aísla, y el individuo carece de lazos con un colectivo.

3) Sumado a lo anterior esta la sobrevaloración de lo irracional (lo intuitivo y emocional) en la creación artística junto con la desvalorización de la teoría. Constatando, además, que la formación artística no provee a los estudiantes de arte de conocimientos teóricos relacionados al contexto y articulados a la práctica (poca pertinencia de los conocimientos que imparte la escuela de arte),

Los esfuerzos de abrirse camino se basan en la suma del ingenio y el empuje individual con un producto distinto –original-. Tener una obra parecida a la de otro artista es un demerito. La búsqueda de llamar la atención o destacar tiene un exacerbado rasgo de competitividad pues “la torta” es muy pequeña. Para el éxito (entendido como vivir de la venta de sus obras), los artistas deben concentrarse en sacar adelante una trayectoria que los haga conocidos. Ser conocidos, significa que su nombre aparezca reiteradas veces sobre todo en los periódicos y por supuesto las revistas semanales o mensuales orientadas a la clase empresarial. Notoriedad para llamar la atención y ser considerados "importantes," y, por lo tanto, cotizados y tener compradores.

En esta visión que reseño, el comentario de prensa es clave.

Pero, Perú país pobre y con calidad educativa por los suelos, pocos periódicos o revistas tienen “sección cultural”.

El artículo publicado en medios reseñando la exposición del artista es copia de la nota de prensa que redacta la galería. No hay sorpresa en esto. La consecuencia de esto es que la trayectoria del artista se basa en la publicidad y el prestigio del espacio en el que exhibe su obra (que encarga la redacción de la nota de prensa a conocedores) no en una "carrera".

Una “trayectoria” debiera ser la suma de méritos evidenciados por el aporte cultural del artista, aportes reseñados por críticas de arte que los resaltan y contextualizan, fundamentando el porqué de la importancia del artista y su obra para la sociedad peruana... por lo tanto, un elemento importante de la precariedad institucional del arte limeño es la ausencia de crítica de arte y revistas especializadas. A esto se suma lo ya dicho: pocos medios tienen sección cultural y la práctica de los encargados de esta sección no es redactar un informe sino reproducir lo que envía la galería de arte; ciertamente la publicación de entrevistas a los artistas se convierten en la medida de la importancia del artista (el artista que es entrevistado es porque es importante), además del espacio que se le otorga (si es una nota breve o si es de página entera).

Agreguemos que ayuda que el artista llame la atención el hecho de que un intelectual de prestigio (y conocido) sea el encargado de presentar al artista y su obra en el catálogo que acompaña su exposición (el cual, mientras más "caro" y de lujo, mejor).

Como evidencia lo escrito, emerge un aspecto central para la carrera del artista: lo que importa no son sus méritos intrínsecos, sino el prestigio de la galería de arte con la que trabaja (y cómo ésta lo presenta). Entonces, en un país de pocas oportunidades, éstas están relacionadas a aquellas que puede encontrar el artista en la realidad local: exponer en la galería de arte "importante".

Como he mencionado el individualismo del artista esta exacerbado desde su base por la creencia en la creación en soledad, para desarrollar un estilo personal, desvalorizando la teoría. Desde esta base, enfrentado al hecho de hacer carrera artística (crear, exponer y vender) en el mundo real, su posicionamiento es frente al hecho de cómo acceder a los pocos espacios de prestigio (galerías de arte importantes) y lograr exponer en estos espacios.

Las consecuencias de esto están claramente expresadas en la siguiente cita:

“...lo que ha aparecido es una forma limeña de «carrerismo» en la que el artista está dispuesto a pasar las de Caín con tal de asegurarse, individualmente, una exposición en una galería de prestigio. La competencia es fuerte; pocas veces hay espíritu de grupo; nunca proyectos colectivos. Las propuestas están siempre corriendo el riesgo de ser trabajadas a la medida del espacio disponible con lo cual el ingrediente de verdadera investigación visual es lo primero en ser sacrificado. Sin negar que es posible llevar a buen término una investigación seria en pintura y escultura -las formas más tradicionales de hacer arte- que simultáneamente incorpore una visión cuestionadora de los valores artísticos imperantes, los artistas jóvenes no parecen darse el suficiente respiro como para asumir este tipo de empresa. Están en lo suyo y con lamentable frecuencia, lo suyo es lo que el medio cultural (artístico) y el mercado de arte prefieren localmente. Ellos están bien, pero hay pereza y estrechez en su modo de estarlo”. (“Instituciones en las fronteras, Plástica en Lima en 1997”, Jorge Villacorta, Augusto del Valle. Revista “Cuestión de Estado” Nº 21, 10/1997)


Adicionalmente, la lucha por el éxito tiene rasgos desagradablemente patéticos: a la lucha por la sobrevivencia (o por sobresalir), y como algo flagrantemente contradictorio, la idea del artista fiel al compromiso con el "llamado de su voz interior " (supuesto origen de la creación) que considera lo comercial como algo malo, y, sin embargo, como vemos, el comercialismo espúreo está en la entraña misma de la institucionalidad del arte limeño y de la carrera artística.

Se aprecia cómo la exigencia de crear a contracorriente del gusto comercial, en un contexto donde la cultura general es muy escasa y dónde el público de las muestras de arte es una minoría (y escasean los coleccionistas informados), hace particularmente dura esta opción; pero, como observamos en los carreristas, también es una opción olvidarse de la autenticidad creativa y producir obras decorativistas, teniendo como objetivo, de manera directa y sin complicaciones, el éxito comercial. O, también, copiar al artista de éxito comercial, decididamente optar por ser un artista menor sin hacerse problemas.




ACTUALIZACIÓN (30 DE JUNIO DE 2015)





El arte y sus precios de millones de dólares en contraste con la miseria extrema, que sabemos es la realidad de millones en el mundo.


Asumo que para muchos “no especialistas en arte”, desde la dificultad para entender como figuras deformadas y con colores chirriantes sean arte, ver cómo esas “obras de arte” de supuesto valor humanista son mercancías sujetas a la especulación, les dará la sensación que el mundo del arte es profundamente inmoral.

Pasa que alguna vez se soñó con un mundo sin las extremas brechas sociales, donde el arte que acompañaría a los espíritus libres. El arte abriría  nuevas rutas a la percepción y junto con otras áreas del conocimiento nos  llevaría –sin diferencias sociales: todos creadores– a un mundo mejor…. Pues neoliberalismo instalado ¿qué le queda al arte?, ¿cuál es el espacio que puede ocupar y que no sea fantoches de ferias de arte y sector social desbordando egoísmo por sobre mayorías en la pobreza?... diga Ud., ¿no habría que ponerse delante de los museos de arte a hacernos estas preguntas y debatir si no son parte de un engaño generalizado?

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