Este artículo parte del siguiente supuesto:
El arte --y los artistas y la difusión, distribución, consumo-- no ayudan a entendernos como sociedad, mas bien, juegan a la enajenación y la desmemoria, y a naturalizar el orden neoliberal: solo importa el lucro (arte como decoración de lujo) y entretenerse.
Desde siempre el “arte” (de galerías de arte y Ferias) no ha tomado en cuenta la realidad social; característica más pronunciada en el actual orden derechista que reina el país. El arte, una pintura, grabado, foto, etc., se produce para el mercado de arte, su contenidos y soportes están orientados al público que puede comprarlo y sus valores: el individualismo, el lucro (ganancia rápida), la distinción u ostentación.
Artistas y comerciantes de arte pueden hacer sus negocios, pero debieran de estar atentos a lo que implica su actividad.
A los artistas de feria: ¿les importa el hecho de que la violación de los Derechos Humanos en el contexto de la guerra sucia de las décadas 80’s y 90’s sigue impune?
Otro: Feria de Arte difunde lo que desde sentido común perverso del racismo cultural se asume como “arte”. Las expresiones culturales y modos de creación artística de la diversidad cultural son excluidos o subordinados. La mayor cantidad de víctimas de violencia en las décadas 80’s y 90’s fueron campesinos (indígenas y nativos amazónicos); desde siempre el arte y sus instituciones han sido soporte de sentido común racista de que unas personas valen más que otras.
Surge la pregunta: ¿Cuál fue el rol del arte y sus instituciones en el contexto de la violencia de las décadas 80’s y 90’s?
La idea es simple: no miramos el pasado, y la consecuencia de eso es seguir girando sobre los problemas como una fatalidad... o, más claro: venimos construyendo el presente sobre cadáveres –e injusticias– que exigen reconocimiento, eso debiera de interpelar a cada peruano, y más al artista si se supone que es culto y sensible (sin ironía).... ahí está el LUM y algunos como Salomon Lerrner F. (*) recordando que un memorial requiere una sociedad que quiera aprender las lecciones del pasado... lo que tenemos es artistas y ferias (en realidad, toda la institución del “arte”) naturalizando el racismo cultural, sosteniendo brechas entre peruanos y frivolizando la memoria, es su opción, pero NO ESPEREN QUE ESO SE VEA COMO NORMAL, SON LA NORMALIDAD PERVERSA.
Tarea pendiente: reflexionar, analizar, investigar, la responsabilidad del arte en la naturalización del racismo, y como la segregación por identidad cultural de Museos de Arte favorece la desmemoria sobre la violencia en los 80’s-90’s.
(*)El racismo persistente
“Hace doce años, la Comisión de la Verdad y Reconciliación mostró el papel del racismo en el desarrollo de la tragedia que vivimos; es decir, en particular, en el ensañamiento de los actores armados con las poblaciones andina y amazónica, en la indiferencia general frente a ello, en el desinterés de los grupos políticos en buscar remedios a las atrocidades cometidas, y en la noción, todavía persistente, de que los crímenes cometidos por el Estado contra hombres y mujeres indígenas no merecen sanción ni reparación a las víctimas”.
http://www.larepublica.pe/columnistas/desde-las-aulas/el-racismo-persistente-12-12-2014
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