Crear en tiempo de pandmeia, una de mis tareas, revisar mis libretas de dibujos.
Como artista profesional desde siempre los dibujos dejando que espontáneamente aparezcan configuraciones (usualmente personajes, máscaras, composiciones verticales a semejanza de tótem) ha sido un recurso previo a pinturas sobre tela o papel, es decir, la obra final. El dibujo como boceto o esbozo de ideas, y “archivo visual” al que siempre retornaba para mirar mi proceso, analizar formas, generalmente antes de iniciar una nueva serie de obras.
Dibujos, 1991
El tema de este post -9 blocks, 798 dibujos- es compartir la anécdota de cómo, hacia el 2013, me di cuenta que venía haciendo dibujos en hojas sueltas, en cualquier momento y, sobre todo, el tiempo en el que me absorbían las tareas de docente (lo fui a tiempo completo entre el 98 y el 2016) para no aburrirme o soltar tensiones. Decidí comprarme varios blocks y dibujar de manera más sistemática. Lo anterior era una de las ideas, la otra era que quería probar cuanto me duraba la imaginación o algo así, es decir, a propósito, hice el ejercicio de llenar hojas tras hojas con dibujos a ver si se me agotaba la imaginación (hacía varias tandas en cada oportunidad). Luego de llenar varios blocks había comprobado que, aunque no todos los dibujos tenían la misma intensidad, podía tener la certeza que había una fuente de creatividad que estaba ahí, constante. Los hice a lápiz. Luego pasaron varios años y a lo largo del 2018 coloreé los dibujos.
Una de los primeros dibujos coloreados en block de tamaño un poco más grande, 2018.
Continúo dibujando en nuevas libretas, progresivamente de tamaño más grande, aunque también más pequeñas. En foto nueve libretas en las que he elegido mi dibujo preferido de cada libreta, y, también selección de algunos dibujos.
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