miércoles, 22 de febrero de 2012

Sobre nuestro consuetudinario racismo


Domingo 19 de febrero, diario de La República, dos columnistas coinciden en reseñar y comentar casos de racismo.


El domingo 19 de febrero coincidió que dos columnistas del diario de La República reseñaron y comentaron dos casos de racismo: “Insultos racistas de joven de clase media (cine Movie Time, Chorrillos)” y “comentarios racistas de jóvenes de colegio caro de Lima”, que se suman al reciente caso de la multa a cine UVK Larcomar por discriminar a Ricardo Apaza y el racismo en redes sociales en el contexto de la segunda vuelta electoral (Ollanta Humala candidato presidencial)

¿El que se den a conocer temas de racismo y surjan debates alrededor de estos temas es por una sana sensibilidad al tema, es decir, nunca más el racismo impune? O, ¿no será que estamos viviendo el recrudecimiento de nuestro consuetudinario racismo como parte de una polarización social?
Pues, las dos cosas.

El racismo es una forma de violencia cuya presencia cotidiana marca la vida diaria de los peruanos, la violencia flota en el aire.

A partir de artículos de Jorge Bruce y Rocío Silva Santisteban desarrollo breves comentarios es los que corresponsabilizo a los Museos de Arte y la (inexistente) Educación Artística con temas de racismo en el Perú.


VIDEOS RELACIONADOS A CASO QUE RESEÑA JORGE BRUCE

Hijo de Celine Aguirre protagoniza escandaloso hecho en un cine

http://www.youtube.com/watch?v=T60fl-uQl1c



La Noche Es Mia 15-02-2012 Celine Aguirre dijeron ser víctimas de frases racistas 1
http://www.youtube.com/watch?v=zwwE2vDzdG4&feature=related


BETO ORTIZ COMENTA LO SUCEDIDO HIJO DE CELINE AGUIRRE

http://www.youtube.com/watch?v=LU98sgooEdQ&feature=related




Fragmentos de artículo “Un viejo regulador impune” de Jorge Bruce

Reciente episodio en un cine de Chorrillos que ha involucrado al hijo de dos figuras públicas... ha puesto en los titulares de los medios la enésima irrupción el racismo.

Un muchacho de clase media alta insultó a dos personas a las que considera por debajo de su nivel socioeconómico, recurriendo a epítetos como “serrano” o “cholo”.

Los insultos racistas connotan odio, desprecio y, sobre todo, clasifican a las personas en estratos sociales que no poseen el mismo valor ni derechos... en el imaginario racista, el oriundo de la sierra es una persona a quien se le atribuyen una serie de características de inferioridad, asociadas a diversas carencias en términos educativos, que se traducen en fealdad, costumbres incivilizadas, ociosidad, falta de higiene, mal gusto, poco respeto por los demás, etcétera.

Mientras haya...

- playas o clubes en donde las trabajadoras del hogar no pueden mojarse en las mismas aguas que los patrones,

- locales en donde solo pueden ingresar personas que tengan “la misma apariencia o costumbres” (para no contaminar su goce),

- publicidades “aspiracionales” o,

- editoriales racistas sin sanción, estos incidentes seguirán infectando nuestros intercambios en los espacios públicos tradicionales como los cines, o los posmodernos en las redes sociales.

Un viejo regulador impune, Por Jorge Bruce
La República, domingo, 19 de febrero de 2012
http://www.larepublica.pe/columnistas/el-factor-humano/un-viejo-regulador-impune-19-02-2012

COMENTARIO

Si, es cierto, como dice J. B.:

Mientras haya playas o clubes en donde las trabajadoras del hogar no pueden mojarse en las mismas aguas que los patrones, locales en donde solo pueden ingresar personas que tengan “la misma apariencia o costumbres” (para no contaminar su goce), publicidades “aspiracionales” o editoriales racistas sin sanción, estos incidentes seguirán infectando nuestros intercambios en los espacios públicos tradicionales como los cines, o los posmodernos en las redes sociales”.

Agrego, que mientras existan museos de arte (e historia del arte y escuelas de arte y prensa cultural) que subordinan la cultura de andinos y nativos amazónicos (discriminan a los indígenas), el racismo le parecerá a muchos normal no más.

Reconocerse en el espejo con naturalidad... ¿cómo hacerlo si a los indígenas -andinos y nativos amazónicos- se los subordina en Museos de Arte?




Salas segregadas. En una, el arte popular, en otra, el arte. ¿Ciudadanos de segunda clase (artesanos) y ciudadanos de primera clase (artistas)?




Fragmentos de artículo “Estúpidos” de Rocío Silva Santisteban.

Unos jóvenes de un colegio caro de Lima cuelgan en el Facebook una foto de uno de ellos besándose con una joven, comentario de la foto: “X haciendo de las suyas en su pueblo con su chola”.

Estos jóvenes estudian en un colegio de 1.500 soles la mensualidad, deberían de llevar, por lo menos, algún curso en el cual sus profesores bien remunerados les enseñen mínimamente a pensar y a reflexionar sobre la estupidez humana.

El joven y bello de ojos verdes por nacer en alguna maternidad cara de Lima se percibe como “mejor”, “superior”...

Pagan una educación de élite... aprenden a ser racistas en varios idiomas o con precisión matemática.

Luego estos jóvenes se convierten en la DBA y gerencian alguna de las empresas de sus padres. O, peor aún, en ministros de un presidente cholo.

Estúpidos
La República, domingo, 19 de febrero de 2012
http://www.larepublica.pe/columnistas/kolumna-okupa/estupidos-19-02-2012

COMENTARIO:

Constatándose el racismo en sectores de jóvenes limeños, al parecer un colegio de 1.500 soles la mensualidad no asegura una educación de calidad.

Según opinión de RSS, los padres de estos jóvenes “pagan una educación de élite (pero sus hijos) aprenden a ser racistas en varios idiomas o con precisión matemática”.

Hablemos sobre educación de calidad y partamos del siguiente diagnostico: la educación artística esta subvalorada en los colegios, a pesar de que es un elemento vital de en una educación de calidad y componente básico de una educación integral.

Según la Hoja de Ruta para la Educación Artística, la educación artística desarrolla competencias que no pueden adquirirse por otros medios, pues, al vincular procesos cognitivos y procesos emocionales fomentaría un comportamiento ético solido, base de la ciudadanía (1). La participación emocional es necesaria para la formación de valores éticos en una persona; esto se debe a que los procesos emocionales son parte del proceso de toma de decisiones, funcionan como vectores de acciones e ideas, sientan las bases de la reflexión y la opinión.

Dadas las evidencias de racismo reseñadas tanto por RSS como por Jorge Bruce, el reconocimiento y la valoración de la diversidad cultural es una tarea pendiente.

La educación artística, al llevar a cabo planes de estudio tomando en cuenta la pluralidad cultural, por un lado, despertaría el interés y entusiasmo en las personas que aprenden (aprendizaje significativo), y por otro lado, expresaría el respeto y el compromiso con las comunidades y culturas locales.



Existen valiosas experiencias y valiosa bibliografía sobre arte-educación, pero en colegios –cuando existe el curso de arte– lo habitual es el énfasis en arte como “manualidades” (manipulación de materiales)...

La subvaloración del curso de arte contrasta con su enorme potencialidad para la formación de capital humano (formar trabajadores críticos y creativos que impulsen el desarrollo sostenible).

La cultura se convierte en un elemento estratégico en las políticas de desarrollo porque es una vía para desarrollar los recursos humanos que requerimos como país tanto para explotar nuestro valioso capital cultural como para desarrollar industrias e iniciativas culturales fuertes”, Hoja de Ruta para la Educación Artística, 2006.


(1) Fuente de esta brevísima síntesis de ideas:
Hoja de Ruta para la Educación Artística, construir capacidades creativas para el siglo XXI
http://es.scribd.com/doc/22637558/Hoja-de-ruta-para-la-educacion-artistica





ARTICULOS COMPLETOS

Un viejo regulador impune
Por Jorge Bruce

La circunstancia fortuita de que un reciente episodio en un cine de Chorrillos haya involucrado al hijo de dos figuras públicas ha puesto en los titulares de los medios la enésima irrupción de un viejo e impune “regulador” de los vínculos sociales peruanos: el racismo. Es indiferente, para efectos de esta nota, que las cosas hayan efectivamente sucedido como lo relatan unos y otros. De la verdad acerca de lo ocurrido se encargará –esperamos– la justicia, máxime cuando hay un menor de edad involucrado. Lo relevante es que la historia es verosímil. Que un muchacho de clase media alta haya insultado a dos personas a las que considera por debajo de su nivel socioeconómico, recurriendo a epítetos como “serrano” o “cholo”, no sorprende a nadie. Podría ser falso, pero es creíble.
¿Por qué brotan con tanta frecuencia los insultos racistas en los conflictos callejeros? La respuesta parece evidente: porque son los que más duelen. Pero, entonces, ¿por qué duelen? Porque connotan odio, desprecio y, sobre todo, porque clasifican a las personas en estratos sociales que no poseen el mismo valor ni derechos. Si te dicen “serrano” solo están aludiendo, en sentido descriptivo, al dato geográfico de tu procedencia. Pero, en el imaginario racista, el oriundo de la sierra es una persona a quien se le atribuyen una serie de características de inferioridad, asociadas a diversas carencias en términos educativos, que se traducen en fealdad, costumbres incivilizadas, ociosidad, falta de higiene, mal gusto, poco respeto por los demás, etcétera. En suma, toda la dinámica del prejuicio condensada en el acto, marca Perú, de cholear.
El problema se agrava porque, lejos de haber permanecido como una práctica de sectores privilegiados que procuran mantener su sitial, el resto de la pirámide social ha interiorizado esa mirada –en sentido literal, puesto que se parte de los rasgos étnicos para efectuar el mapeo racista– y la ha hecho suya. Esto es lo que en psicoanálisis se conoce como el mecanismo de identificación con el agresor. Lo he escrito muchas veces pero lo seguiré repitiendo mientras siga operando.
Por otro lado, retomando el caso que da pie a estas reflexiones, en las páginas web de los diarios que se han ocupado del asunto, la mayoría de comentarios se ponían de lado de los adultos insultados, apoyando los actos de violencia física contra un menor de edad. La razón: se trataría de un “pituco” arrogante y malcriado. Esta ideología no es menos racista que la anterior. Si bien parecería ir en el sentido del cambio social, al condenar comportamientos discriminatorios que el Perú del 2012 no tolera con la misma pasividad de décadas atrás, es obvio que, so pretexto de un discurso igualitario, predica una brutal volteada de tortilla, con su condimento autoritario.
El Perú está cambiando pero hay comportamientos tan arraigados que resisten e insisten. No se trata de culpar a los padres o a los colegios, sino de exigirles involucrarse en pro de la igualdad de derechos. Mientras haya playas o clubes en donde las trabajadoras del hogar no pueden mojarse en las mismas aguas que los patrones, locales en donde solo pueden ingresar personas que tengan “la misma apariencia o costumbres” (para no contaminar su goce), publicidades “aspiracionales” o editoriales racistas sin sanción, estos incidentes seguirán infectando nuestros intercambios en los espacios públicos tradicionales como los cines, o los posmodernos en las redes sociales.

Un viejo regulador impune, Por Jorge Bruce
La República, domingo, 19 de febrero de 2012
http://www.larepublica.pe/columnistas/el-factor-humano/un-viejo-regulador-impune-19-02-2012




“Estúpidos” de Rocío Silva Santisteban.
La República, domingo, 19 de febrero de 2012

Mi padre me decía siempre que hay personas que nacieron genuinamente estúpidas, pero que otras llegan a serlo tras un largo y difícil proceso de aprendizaje. Acá un ejemplo. Unos jóvenes de un colegio caro de Lima cuelgan en el Facebook una foto de uno de ellos, en una calle oscura, con una joven de minifalda negra, besándose. El comentario de la foto lo dice todo: “X haciendo de las suyas en su pueblo con su chola”. Las reacciones son aún peores que el comentario racista de la leyenda: “cómo me gustaría verte muerto ahorita”, “qué asco”, “das asco, no puedo creerlo, fácil es mi empleada”, “sucio”, “no sé si sentir pena por la chola o por ti, causa”, “tú sí que no discriminas w…”. Incluso la hermana del aludido opina: “te he dicho que pares de pescarte a cholas!!! En serioo!”.

Los jóvenes son jóvenes, pero estos, que estudian en un colegio de 1.500 soles la mensualidad, deberían de llevar, por lo menos, algún curso en el cual sus profesores bien remunerados les enseñen mínimamente a pensar y a reflexionar sobre la estupidez humana. Esa sería una manera de fortalecer el pensamiento crítico y así podrían entender que considerarse ellos mismos superiores por su fenotipo, su belleza o la marca de su reloj es puramente estupidez dura. Otra foto muestra a uno de estos jóvenes junto a una vendedora de caramelos de algún centro comercial de la zona más cara de Lima.

Ella ríe con su sonrisa desdentada, y él, acollerado, se muestra con una capucha pegándosele al cuerpo, como solidario. Falso: solo era para tomarse la foto y pegarla en su Facebook para recibir comentarios como “qué lindos”. Eso ya no es estupidez originaria, es crueldad. Es una sofisticada crueldad aprendida en casa, calle y colegio con mucha sutileza, a partir del supuesto que el joven y bello de ojos verdes, por nacer de esa manera y en alguna maternidad cara de Lima, se percibe como “mejor”, “superior”, “de otro rango”. El clasismo cuando se mezcla con el racismo es un arma letal y vitaminas para crecer más y más estúpido.

Pero hay otro punto: ellos aplican lo que, en algunas investigaciones, he denominado la “basurización simbólica” del otro, es decir, conferir a un ser humano el estatus de desecho. Por eso todas las interjecciones de asco o de repugnancia: ese amigo que ha besado a una “chola” está siendo signado con un estigma, y rechazado por su abyección, pues precisamente lo que pretende el grupo es rechazar esa conducta para fortalecerse como “no cholos”. Me pregunto: ¿es posible que alguno de estos jóvenes conozca que discriminar es un delito? Deberían, si es que, como insisto, pagan una educación de élite.

Sin embargo, no hay interés ni de padres ni maestros en instruir a sus hijos y alumnos en lo que los franceses denominan “pensamiento crítico”. Así podrían ser más justos en lugar de unos ensoberbecidos estúpidos. Más bien aprenden a ser racistas en varios idiomas o con precisión matemática. Lamentablemente luego estos jóvenes se convierten en la DBA y gerencian alguna de las empresas de sus padres. O, peor aún, en ministros de un presidente cholo.

“Estúpidos” de Rocío Silva Santisteban.
La República, domingo, 19 de febrero de 2012
http://www.larepublica.pe/columnistas/kolumna-okupa/estupidos-19-02-2012

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