¿QUÉ FUE EL GRUPO LENNON?
Los Lennon, como inicialmente nos llamaban, éramos un grupo de amigos de barrio de San Miguel.
Como toda collera o mancha de rioba, teníamos nuestra esquina y ahí nos juntábamos a hablar de cosas de la vida, propias y públicas. Nosotros éramos chicos de clase media en los años 80'; así que nos organizábamos para vivir, estudiando y trabajando. Estábamos al tanto de la lo que ocurría en el país y como todo joven sentíamos que debíamos actuar, hacer algo.
Fuimos unos privilegiados ante el hecho de que ese mural de Lennon se pintase en nuestro territorio, por así decirlo. Ahora teníamos la esquina y el mural de Lennon, éramos los Lennon, los guardianes del mural -vaya irónica metáfora con el “Guardián del centeno” de Salinger-. Solíamos reunirnos ahí y esperar a Yuyo, Alfredo Márquez, quien lo pinto. Él venía a retocarlo cada 8 de diciembre recordando la muerte de Lennon, así que le dábamos una mano y esa chamba se convertía también en un espontáneo y lúdico momento de joda: escuchábamos rock (conectábamos un cable al poste y de ahí al estéreo), recorríamos Los Beatles, los discos de Lennon, los temas subtes de la época y cualquier miusic que nos gustase o nos llamara la atención; leíamos poesía (Martín Adán, el preferido de Oscarix, Eielson. .Cisneros, Watanabe, Hora Zero, Kloaka).
La gente llegaba de todas partes y de ningún sitio en especial cada 8 de diciembre. Venían a rendir su tributo personal; así que compartíamos experiencias con tegen de otros barrios, otras edades.
Lennon era un puente generacional. Su música y activismo político por la paz eran temas recurrentes en la conversa, que iban desde la admiración hasta la polémica; eso sí, todo acompañado con un buen ron cola para compartir, y, a veces, cuando escaseaba el dinero, -lo que terminaba siendo muy común-, con un clásico naranjito, bebida emblemática del barrio que inspiró/arrancó nuestro primer grito desolador y pulsión tanática frente a la crisis moral y política por la que atravesaba el país: no somos nada.
De pronto todo cambio. Un viejo amigo, Rafael Tapia, quiso ser alcalde de San Miguel; desprovisto de toda ayuda, incluso de su frente político, decidimos darle la nuestra. No sirvió para que gane las elecciones, pero si para unirnos por otros objetivos. Una vez agrupados nos pareció tonto desperdiciar esa cohesión.
Éramos un grupo de lo más heterogéneo, habíamos quienes estudiábamos Derecho, Economía, Ingeniería, Sicología o Ciencias de la Comunicación. Había ateos y creyentes. No teníamos un credo religioso o político en común; sin embargo, las cosas que nos unían como vivir en el mismo barrio y tener cierta sensibilidad social, prevalecieron y pudimos convertirnos en protagonistas activos de nuestra época; es decir, teníamos más vida en el distrito que cualquier agrupación política o Clubes de Leones o Rotarios.
Claro que todo esto tuvo un proceso complejo, de alguna manera aleccionador, que nos construyo una identidad política, o, en el mejor de los casos, nos hizo tomar conciencia de la situación política y de violencia que vivíamos.
Nosotros no estábamos ahí para cuestionar el estilo de vida de nadie, ni para ser parricidas con anteriores (de)generaciones por lo que hicieron o dejaron de hacer. Tampoco nos habíamos organizado para luchar por pedir alcantarillado, agua o luz; esas necesidades las teníamos cubiertas. No pertenecíamos a un sector popular. Como clase media, difícil de organizar, necesitábamos promover vida, contagiar alegría, dar ejemplos de solidaridad, decir no a la violencia, y en eso no funcionaban las acciones del Estado ni la de los partidos políticos.
Así que pasamos de organizar campeonatos de fulbito y fiestas pro-fondos para actividades por los niños pobres de la zona, a convocar a jornadas de trabajo vinculadas al arte:
-Murales con el artista plástico Herbert Rodríguez, Arte/Vida-Lennon/Paz: rechazo activo a todas la formas de muerte y de violencia.
-Música (el primer concierto de Micky Gonzales en el parque Argentina, aún en nuestra etapa proselitista con el apoyo de INVERMET y La Municipalidad de Lima, tocando sus temas que aludían directamente a la violencia.
Tuvimos, además, charlas sobre:
-Orientación sexual con Susana Galdós del Movimiento Manuela Ramos
-El conflicto Palestino-Israelí con Farid Kajhat
-Temas de DDHH con Enrique Bernales
-Proyecto de ley para la juventud con Rolando Ames.
Paralelamente participamos en talleres de desarrollo distrital en coordinación con la Municipalidad de San Miguel y la Universidad Católica, con los Centros de Salud, con la Cámara de Comercio de San Miguel.
Poco a poco nuestro activismo fue encontrando su rumbo y nos dimos cuenta que estábamos ahí para decirle no a la violencia política, tanto de los grupos terroristas levantados en armas como del terrorismo de Estado. Realizamos actividades con la Coordinadora de los Derechos del Niño (COTADENI), y apoyamos, conjuntamente con Herbert Rodríguez, la campaña PERU, VIDA Y PAZ.
Los Lennon nos convertimos en el “Grupo Cultural de Participación Juvenil John Lennon”, aunque en nuestros sello y papel membretado se leía tan solo Grupo Juvenil John Lennon. Tuvimos una fecha fundacional, un día del año 1986, en la casa de Mario Vallejo, miembro fundador del grupo. Ese día nos acompañaron el entonces senador Rolando Ames y Rafael Tapia, quien siguió vinculado al grupo pese a no haber ganado las elecciones en San Miguel. Él fue un vinculo directo, debido a sus contactos como sociólogo, entre muchas de nuestras actividades y los personajes, políticos, artistas con quienes interactuamos y nos relacionamos.
El Grupo Juvenil John Lennon era un grupo sui-generis, por su condición de clase media; pero jamás un grupo insular. Nosotros podíamos organizar un evento con la Parroquia de nuestro barrio -en este caso la de San Miguel Arcángel-, proponiendo un debate entre los candidatos a las nuevas elecciones municipales, cosa que de hecho hicimos, el párroco nos concedía las instalaciones con mucho gusto. Solíamos también organizar, junto a los jóvenes de esa parroquia, el festival para la juventud que ellos preparaban del 16 al 23 de septiembre, los apoyábamos en logística y participábamos en la escenografía (pequeños casetas que interveníamos creativamente) de algunos de sus stands, o en actividades musicales o culturales. Y podíamos estar reunidos -Walther Díaz, José Medina y yo- el día 05 de ese mismo mes de 1,990 en los locales de Amnistía Internacional en Miraflores planificando otra actividad en la que participaríamos. Lo recuerdo como si fuese ayer, pues al día siguiente pusieron una bomba en el local. Ciertamente esas participaciones son las que recuerdo como las últimas, antes que el grupo se desarticulase definitivamente a finales de los 90'.
Como he comentado en muchas oportunidades existe un núcleo fundacional del Grupo Juvenil como tal, eso lo planificamos y decidimos Oscar Sánchez, abogado y funcionario de la Sunat en la actualidad, ideólogo del grupo; Mario Vallejo, periodista y gerente de Búho y Máster comunicaciones, director de la revista esquina y otras pepas, el ex Mick, Jhony Marina en deuda con la arquitectura, la poesía, pero nunca consigo mismo, cristiano confeso, creador del grupo de rock-folk cristiano Redenzión y sobre todo ex Bestia (con todo lo que eso significo para la época) y yo, Pedro Ramírez..Lenonista. Todos ellos grandes y buenos amigos en el presente. Debo decir, para hablar con la verdad, que si Oscar no hubiese traído a Rafael y él no nos hubiese convocado para apoyarlo, toda esta aventura- nadie nos quita lo baila ‘o- quizá no se hubiese producido.
El grupo tuvo sus primeros exilios a partir de esta experiencia: el apoyo en las elecciones municipales a un político de izquierda, pues muchos tenían otra tendencia política. Así que, del grupo de patas del barrio, algunos amigos como Lucio Arana, Ingeniero de la U. de Lima, o Aldo Vilca, abogado egresado de la UPSMP (funcionario de la ONPE ahora), permanecieron como colaboradores en los trabajo que definimos como de proyección social y no se consideraban así mismos en la agrupación (los más radicales en esa época como Mario V. criticaba estas actividades por considerarlas de carácter asistencialista y no atacar el problema de la pobreza de manera estructural, en más de una ocasión esa dialéctica fortaleció al grupo en vez de erosionarlo- sin embargo estuvieron siempre cercanos y prestos a colaborar).
El grupo de mujeres activistas por La Paz del grupo Lennon fue amplio y democrático, las mencionaré una a una, sin mayores títulos, pues no recuerdo el de todas, Rosa Sánchez, Enfermera, Marisol López, Secretaria, Ana María Gauna, Nereyda Bustamante, sicóloga, Martha Patricia Sifuentes, diseñadora, Verónica Vallejo, educadora; Janeth Fuentes y Consuelo Dextre, administradoras; Toti Galván, odontóloga, Miluska Castillo, Gaby tenorio, abogada, Camucha Capella; Milagros Salcedo, escritora y artista quien participo en una etapa inicial del grupo. Patricia Rivas, administradora y ahora mi esposa; Charo Bello, educadora, quienes se integran y enriquecen el grupo en su etapa final, todas ellas además de Giovanna, comunicadora social y Aida que provenía de la U. Católica y era egresada en Educación marcaron una tendencia en la organización, disciplina, dinámica y actitud del grupo. Las mujeres del Grupo Lennon no tenían excusas, ni eludían su responsabilidad, simplemente actuaban, realizaban sus tareas. La primeras compañeras mencionadas líneas arriba tenían contacto directo con los comedores populares de los sectores más empobrecidos de San Miguel, el sector de donde provenía la gente, los vecinos, que había migrado de chincha y que se ubicaban en las cuadras 27 y 30 de la av. Libertad; así que ellas se concentraban en aquellas actividades de proyección social que comprendían, víveres, donaciones de ropa, así como chocolatadas con títeres y breves obras de teatro para niños en las que todos participábamos. Previamente habíamos organizado alguna actividad lucrativa, un festival deportivo, una fiesta (es ya de leyenda la fiesta invertida en la casa de madera, la casa de Nereyda) luego realizaríamos teatro de plaza con La Tarumba, por ejemplo, atrayendo a esos niños y familias al parque Argentina, nuestra zona de mayor actividad recreacional y cultural, junto con el mural Lennon, hoy conocido como el parque Lennon; con un pasacalle, dirigido por los mismo actores de La Tarumba, cerrando la tarde con un festival de cometas. Relato esto así porque era la forma en que ya articulados como agrupación lográbamos llevar acabo nuestras actividades, sin que estas dejasen de tener una connotación, festivo-reflexivo-cultural-espontánea.
El otro grueso del grupo estaba formado por los hermanos Olivos, Jhony y Oscar (quienes tomaron distancia luego de que Rafael perdió las elecciones), ahora uno experto en sistemas y el mayor Oscar Lupo en mecánica, (egresado de la Escuela SENATI) son el punto de reunión para los reencuentros de amigos del barrio. Giorgio, el gordo Giorgio, que tipo inolvidable, no recuerdo su apellido era italiano, sí, el único quizá que no hemos vuelto a ver en años, un gentleman obrero, un multiuso, un brazo derecho en el que podías confiar a ciegas, que tipazo, dónde sea que estés Giorgio, un gran abrazo. Ricardo Valega, quien me sucedió alguna vez en la dirección del grupo, teníamos elecciones cada 6 meses, y sólo él presentaba su postulación a eso que llamábamos coordinador o secretario general. Como buen ingeniero, Ricky era o es disciplinado, pragmático y sobre todo no lo detenían las ideologías o detalles menores, otro activista cabal.
Martín López, otro amigo (técnico metalmecánico), activista desde el inicio de la fundación del grupo; al igual que Jorge Rengifo, Zootecnista de la U. Agraria y funcionario de Pfizer, para Bolivia, donde radica junto a su bella familia y donde la vida nos reunió, aunque pronto yo regresaré a vivir a Perú. Walther Diaz, chef, centro delantero y cantautor, él le dijo a la periodista Jackelin Fowks (aquella aliada maravillosa que alentó desde El Comercio con sus notas y entrevistas nuestras actividades): "Desde hace mucho yo quería hacer cosas, tenía un proyecto de poesía y música pero lo hemos dejado, hay otras prioridades. Hay que hacer el intento. Me identifico con Lennon no solo por su música, sino también por su pensamiento y su manera de vivir, él en cierta manera usó el sistema en que vivía con valentía y honestidad para decir las cosas con las que no estaba de acuerdo...."
Rafael Moreno, era el más jovencito del grupo recién hoy frisa los cuarenta años, este 28 del presente precisamente será su santoyo. Joven comunicador, honesto, de nobles ideales. Hicimos la entrevista del siglo en los 80' a Micky Gonzales y nunca la publicamos, ¡¡luego él por actividades laborales se sacaría el clavo!! Fabián Castillo, full chamba, aún ahora que se dedica al turismo receptivo, siempre listo en los temas de registro audiovisual, a él le debemos el único material en VHS, que Chafi convirtió a DVD y hemos podido rescatar, y en donde pueden verse registradas las actividades realizadas en el Parque Argentina el día de la inauguración del mural ARTE-VIDA LENNOn-PAZ, trabajo de participación colectiva realizado bajo la dirección del artista plástico Herbert Rodríguez.
José Medina, agudo y crítico lector, hombre de análisis concienzudo, llegó al grupo -como muchos amigos- instigado por Rafael Tapia. Es para mí el otro ideólogo de lo que fue el Grupo Lennon, cubrió la etapa final de las actividades y su punto de vista me obligó a replantearme muchas cosas con respecto al grupo que parecían perdidas frente a la espiral de violencia que se vivía en el país y que terminó atomizándonos. Daniel Mathews, el loko Mathews, poeta, inteligente y de gran nobleza, llegó al grupo para no irse nunca.
Mi hermano Julio Ramírez, Ingeniero de también de la promo de Ricky (creo), un hombre leal y bueno. Julio tenía la virtud de crear textos en breves momentos. Preparó el happening, la performance, el día de la inauguración del mural del Parque Argentina que habíamos realizado con Herbert Rodríguez, había una gran convocatoria, luego del unipersonal de Martin Moscoso haríamos el Llamado a La Paz y el rechazo de la violencia, y, con un actuación entre el público, irrumpiendo (por eso happening) Nereyda, la peruana que invitaba a la redención, pidiéndole que dejase la violencia a Milagros, la terrorista que se arrepentía frente a su encuentro con La Paz que la contenía, y Martín(*), el fotógrafo amarillista que retrataba todo sin moral alguna, sorprendían al público; eso no hubiese significado mucho de no ser porque en el escenario (en medio del parque, que era la plataforma de un camión) Camucha entregaba a Martha Patricia unos carteles cuyos textos contra la violencia terrorista Julio alzaba y dejaba ver al público; produciéndose ese distanciamiento brechtiano que llevaban al espectador, el público del parque Argentina de la sorpresa, de la contemplación lirica, a la razón, a la acción.
Otros amigos pusieron también su granito de arena como Alejandro Gómez, el popular Pichicho y Gustavo Silva, aunque su permanencia en el grupo sin ser efímera no constituyo mayor relevancia.
El día de la marcha por La Paz, que en noviembre de 1,989 convoco Henry Pease, con la presencia de Alfonso Barrantes y Mario Vargas Llosa (a la que el presidente García no asistió), el Grupo juvenil John Lennon se hizo presente. Junto a los jóvenes de Cedro y de diversas parroquias estuvimos aglutinados en un frente, al otro lado de la Av. se podían ver las pancartas de los jóvenes de otras universidades como UNMSM, la UNI, la Universidad Católica y la U. de Lima. La periodista Jackeline Fowks acerco el radiograbador a Rosita Sánchez y le dijo "El movimiento John Lennon se hace presente...” ella dio este testimonio:"Este es un rechazo activo a todas las formas de muerte y de violencia, nosotros somos un grupo cultural de participación juvenil, ya tenemos cuatro años haciendo actividades en el campo del arte: música, teatro etc. creo que esta es la mejor convocatoria para las alternativas de paz y vida que deben concientizar, la violencia no es solo el terrorismo y el hambre, sino también la segregación cultural, racial..."
Si el grupo logró algún objetivo, fue solo el de alzar su voz contra la violencia y hacerse sentir, y, en mucho de eso tiene que ver de manera audaz y proactiva el ejemplo de Herbert Rodríguez, un compañero de ruta al que todos los miembros del Grupo Lennon le reconocemos su activismo y valentía en aquellos años en que muchos no hicieron nada contra el horror y la violencia de Sendero Luminoso, el MRTA y el terrorismo de Estado.
Como toda collera o mancha de rioba, teníamos nuestra esquina y ahí nos juntábamos a hablar de cosas de la vida, propias y públicas. Nosotros éramos chicos de clase media en los años 80'; así que nos organizábamos para vivir, estudiando y trabajando. Estábamos al tanto de la lo que ocurría en el país y como todo joven sentíamos que debíamos actuar, hacer algo.
Fuimos unos privilegiados ante el hecho de que ese mural de Lennon se pintase en nuestro territorio, por así decirlo. Ahora teníamos la esquina y el mural de Lennon, éramos los Lennon, los guardianes del mural -vaya irónica metáfora con el “Guardián del centeno” de Salinger-. Solíamos reunirnos ahí y esperar a Yuyo, Alfredo Márquez, quien lo pinto. Él venía a retocarlo cada 8 de diciembre recordando la muerte de Lennon, así que le dábamos una mano y esa chamba se convertía también en un espontáneo y lúdico momento de joda: escuchábamos rock (conectábamos un cable al poste y de ahí al estéreo), recorríamos Los Beatles, los discos de Lennon, los temas subtes de la época y cualquier miusic que nos gustase o nos llamara la atención; leíamos poesía (Martín Adán, el preferido de Oscarix, Eielson. .Cisneros, Watanabe, Hora Zero, Kloaka).
La gente llegaba de todas partes y de ningún sitio en especial cada 8 de diciembre. Venían a rendir su tributo personal; así que compartíamos experiencias con tegen de otros barrios, otras edades.
Lennon era un puente generacional. Su música y activismo político por la paz eran temas recurrentes en la conversa, que iban desde la admiración hasta la polémica; eso sí, todo acompañado con un buen ron cola para compartir, y, a veces, cuando escaseaba el dinero, -lo que terminaba siendo muy común-, con un clásico naranjito, bebida emblemática del barrio que inspiró/arrancó nuestro primer grito desolador y pulsión tanática frente a la crisis moral y política por la que atravesaba el país: no somos nada.
De pronto todo cambio. Un viejo amigo, Rafael Tapia, quiso ser alcalde de San Miguel; desprovisto de toda ayuda, incluso de su frente político, decidimos darle la nuestra. No sirvió para que gane las elecciones, pero si para unirnos por otros objetivos. Una vez agrupados nos pareció tonto desperdiciar esa cohesión.
Éramos un grupo de lo más heterogéneo, habíamos quienes estudiábamos Derecho, Economía, Ingeniería, Sicología o Ciencias de la Comunicación. Había ateos y creyentes. No teníamos un credo religioso o político en común; sin embargo, las cosas que nos unían como vivir en el mismo barrio y tener cierta sensibilidad social, prevalecieron y pudimos convertirnos en protagonistas activos de nuestra época; es decir, teníamos más vida en el distrito que cualquier agrupación política o Clubes de Leones o Rotarios.
Claro que todo esto tuvo un proceso complejo, de alguna manera aleccionador, que nos construyo una identidad política, o, en el mejor de los casos, nos hizo tomar conciencia de la situación política y de violencia que vivíamos.
Nosotros no estábamos ahí para cuestionar el estilo de vida de nadie, ni para ser parricidas con anteriores (de)generaciones por lo que hicieron o dejaron de hacer. Tampoco nos habíamos organizado para luchar por pedir alcantarillado, agua o luz; esas necesidades las teníamos cubiertas. No pertenecíamos a un sector popular. Como clase media, difícil de organizar, necesitábamos promover vida, contagiar alegría, dar ejemplos de solidaridad, decir no a la violencia, y en eso no funcionaban las acciones del Estado ni la de los partidos políticos.
Así que pasamos de organizar campeonatos de fulbito y fiestas pro-fondos para actividades por los niños pobres de la zona, a convocar a jornadas de trabajo vinculadas al arte:
-Murales con el artista plástico Herbert Rodríguez, Arte/Vida-Lennon/Paz: rechazo activo a todas la formas de muerte y de violencia.
-Música (el primer concierto de Micky Gonzales en el parque Argentina, aún en nuestra etapa proselitista con el apoyo de INVERMET y La Municipalidad de Lima, tocando sus temas que aludían directamente a la violencia.
Tuvimos, además, charlas sobre:
-Orientación sexual con Susana Galdós del Movimiento Manuela Ramos
-El conflicto Palestino-Israelí con Farid Kajhat
-Temas de DDHH con Enrique Bernales
-Proyecto de ley para la juventud con Rolando Ames.
Paralelamente participamos en talleres de desarrollo distrital en coordinación con la Municipalidad de San Miguel y la Universidad Católica, con los Centros de Salud, con la Cámara de Comercio de San Miguel.
Poco a poco nuestro activismo fue encontrando su rumbo y nos dimos cuenta que estábamos ahí para decirle no a la violencia política, tanto de los grupos terroristas levantados en armas como del terrorismo de Estado. Realizamos actividades con la Coordinadora de los Derechos del Niño (COTADENI), y apoyamos, conjuntamente con Herbert Rodríguez, la campaña PERU, VIDA Y PAZ.
Los Lennon nos convertimos en el “Grupo Cultural de Participación Juvenil John Lennon”, aunque en nuestros sello y papel membretado se leía tan solo Grupo Juvenil John Lennon. Tuvimos una fecha fundacional, un día del año 1986, en la casa de Mario Vallejo, miembro fundador del grupo. Ese día nos acompañaron el entonces senador Rolando Ames y Rafael Tapia, quien siguió vinculado al grupo pese a no haber ganado las elecciones en San Miguel. Él fue un vinculo directo, debido a sus contactos como sociólogo, entre muchas de nuestras actividades y los personajes, políticos, artistas con quienes interactuamos y nos relacionamos.
El Grupo Juvenil John Lennon era un grupo sui-generis, por su condición de clase media; pero jamás un grupo insular. Nosotros podíamos organizar un evento con la Parroquia de nuestro barrio -en este caso la de San Miguel Arcángel-, proponiendo un debate entre los candidatos a las nuevas elecciones municipales, cosa que de hecho hicimos, el párroco nos concedía las instalaciones con mucho gusto. Solíamos también organizar, junto a los jóvenes de esa parroquia, el festival para la juventud que ellos preparaban del 16 al 23 de septiembre, los apoyábamos en logística y participábamos en la escenografía (pequeños casetas que interveníamos creativamente) de algunos de sus stands, o en actividades musicales o culturales. Y podíamos estar reunidos -Walther Díaz, José Medina y yo- el día 05 de ese mismo mes de 1,990 en los locales de Amnistía Internacional en Miraflores planificando otra actividad en la que participaríamos. Lo recuerdo como si fuese ayer, pues al día siguiente pusieron una bomba en el local. Ciertamente esas participaciones son las que recuerdo como las últimas, antes que el grupo se desarticulase definitivamente a finales de los 90'.
¿QUIENES CONFORMARON EL GRUPO JUVENIL JOHN LENNON?
Como he comentado en muchas oportunidades existe un núcleo fundacional del Grupo Juvenil como tal, eso lo planificamos y decidimos Oscar Sánchez, abogado y funcionario de la Sunat en la actualidad, ideólogo del grupo; Mario Vallejo, periodista y gerente de Búho y Máster comunicaciones, director de la revista esquina y otras pepas, el ex Mick, Jhony Marina en deuda con la arquitectura, la poesía, pero nunca consigo mismo, cristiano confeso, creador del grupo de rock-folk cristiano Redenzión y sobre todo ex Bestia (con todo lo que eso significo para la época) y yo, Pedro Ramírez..Lenonista. Todos ellos grandes y buenos amigos en el presente. Debo decir, para hablar con la verdad, que si Oscar no hubiese traído a Rafael y él no nos hubiese convocado para apoyarlo, toda esta aventura- nadie nos quita lo baila ‘o- quizá no se hubiese producido.
El grupo tuvo sus primeros exilios a partir de esta experiencia: el apoyo en las elecciones municipales a un político de izquierda, pues muchos tenían otra tendencia política. Así que, del grupo de patas del barrio, algunos amigos como Lucio Arana, Ingeniero de la U. de Lima, o Aldo Vilca, abogado egresado de la UPSMP (funcionario de la ONPE ahora), permanecieron como colaboradores en los trabajo que definimos como de proyección social y no se consideraban así mismos en la agrupación (los más radicales en esa época como Mario V. criticaba estas actividades por considerarlas de carácter asistencialista y no atacar el problema de la pobreza de manera estructural, en más de una ocasión esa dialéctica fortaleció al grupo en vez de erosionarlo- sin embargo estuvieron siempre cercanos y prestos a colaborar).
El grupo de mujeres activistas por La Paz del grupo Lennon fue amplio y democrático, las mencionaré una a una, sin mayores títulos, pues no recuerdo el de todas, Rosa Sánchez, Enfermera, Marisol López, Secretaria, Ana María Gauna, Nereyda Bustamante, sicóloga, Martha Patricia Sifuentes, diseñadora, Verónica Vallejo, educadora; Janeth Fuentes y Consuelo Dextre, administradoras; Toti Galván, odontóloga, Miluska Castillo, Gaby tenorio, abogada, Camucha Capella; Milagros Salcedo, escritora y artista quien participo en una etapa inicial del grupo. Patricia Rivas, administradora y ahora mi esposa; Charo Bello, educadora, quienes se integran y enriquecen el grupo en su etapa final, todas ellas además de Giovanna, comunicadora social y Aida que provenía de la U. Católica y era egresada en Educación marcaron una tendencia en la organización, disciplina, dinámica y actitud del grupo. Las mujeres del Grupo Lennon no tenían excusas, ni eludían su responsabilidad, simplemente actuaban, realizaban sus tareas. La primeras compañeras mencionadas líneas arriba tenían contacto directo con los comedores populares de los sectores más empobrecidos de San Miguel, el sector de donde provenía la gente, los vecinos, que había migrado de chincha y que se ubicaban en las cuadras 27 y 30 de la av. Libertad; así que ellas se concentraban en aquellas actividades de proyección social que comprendían, víveres, donaciones de ropa, así como chocolatadas con títeres y breves obras de teatro para niños en las que todos participábamos. Previamente habíamos organizado alguna actividad lucrativa, un festival deportivo, una fiesta (es ya de leyenda la fiesta invertida en la casa de madera, la casa de Nereyda) luego realizaríamos teatro de plaza con La Tarumba, por ejemplo, atrayendo a esos niños y familias al parque Argentina, nuestra zona de mayor actividad recreacional y cultural, junto con el mural Lennon, hoy conocido como el parque Lennon; con un pasacalle, dirigido por los mismo actores de La Tarumba, cerrando la tarde con un festival de cometas. Relato esto así porque era la forma en que ya articulados como agrupación lográbamos llevar acabo nuestras actividades, sin que estas dejasen de tener una connotación, festivo-reflexivo-cultural-espontánea.
El otro grueso del grupo estaba formado por los hermanos Olivos, Jhony y Oscar (quienes tomaron distancia luego de que Rafael perdió las elecciones), ahora uno experto en sistemas y el mayor Oscar Lupo en mecánica, (egresado de la Escuela SENATI) son el punto de reunión para los reencuentros de amigos del barrio. Giorgio, el gordo Giorgio, que tipo inolvidable, no recuerdo su apellido era italiano, sí, el único quizá que no hemos vuelto a ver en años, un gentleman obrero, un multiuso, un brazo derecho en el que podías confiar a ciegas, que tipazo, dónde sea que estés Giorgio, un gran abrazo. Ricardo Valega, quien me sucedió alguna vez en la dirección del grupo, teníamos elecciones cada 6 meses, y sólo él presentaba su postulación a eso que llamábamos coordinador o secretario general. Como buen ingeniero, Ricky era o es disciplinado, pragmático y sobre todo no lo detenían las ideologías o detalles menores, otro activista cabal.
Martín López, otro amigo (técnico metalmecánico), activista desde el inicio de la fundación del grupo; al igual que Jorge Rengifo, Zootecnista de la U. Agraria y funcionario de Pfizer, para Bolivia, donde radica junto a su bella familia y donde la vida nos reunió, aunque pronto yo regresaré a vivir a Perú. Walther Diaz, chef, centro delantero y cantautor, él le dijo a la periodista Jackelin Fowks (aquella aliada maravillosa que alentó desde El Comercio con sus notas y entrevistas nuestras actividades): "Desde hace mucho yo quería hacer cosas, tenía un proyecto de poesía y música pero lo hemos dejado, hay otras prioridades. Hay que hacer el intento. Me identifico con Lennon no solo por su música, sino también por su pensamiento y su manera de vivir, él en cierta manera usó el sistema en que vivía con valentía y honestidad para decir las cosas con las que no estaba de acuerdo...."
Rafael Moreno, era el más jovencito del grupo recién hoy frisa los cuarenta años, este 28 del presente precisamente será su santoyo. Joven comunicador, honesto, de nobles ideales. Hicimos la entrevista del siglo en los 80' a Micky Gonzales y nunca la publicamos, ¡¡luego él por actividades laborales se sacaría el clavo!! Fabián Castillo, full chamba, aún ahora que se dedica al turismo receptivo, siempre listo en los temas de registro audiovisual, a él le debemos el único material en VHS, que Chafi convirtió a DVD y hemos podido rescatar, y en donde pueden verse registradas las actividades realizadas en el Parque Argentina el día de la inauguración del mural ARTE-VIDA LENNOn-PAZ, trabajo de participación colectiva realizado bajo la dirección del artista plástico Herbert Rodríguez.
José Medina, agudo y crítico lector, hombre de análisis concienzudo, llegó al grupo -como muchos amigos- instigado por Rafael Tapia. Es para mí el otro ideólogo de lo que fue el Grupo Lennon, cubrió la etapa final de las actividades y su punto de vista me obligó a replantearme muchas cosas con respecto al grupo que parecían perdidas frente a la espiral de violencia que se vivía en el país y que terminó atomizándonos. Daniel Mathews, el loko Mathews, poeta, inteligente y de gran nobleza, llegó al grupo para no irse nunca.
Performance/Happening en el festival Por la Paz a cargo del Grupo Lennon, que concluyó con la lectura a cargo de Pedro Ramírez del tema Imagine de John Lennon. (Parque Argentina, julio de 1989)
Mi hermano Julio Ramírez, Ingeniero de también de la promo de Ricky (creo), un hombre leal y bueno. Julio tenía la virtud de crear textos en breves momentos. Preparó el happening, la performance, el día de la inauguración del mural del Parque Argentina que habíamos realizado con Herbert Rodríguez, había una gran convocatoria, luego del unipersonal de Martin Moscoso haríamos el Llamado a La Paz y el rechazo de la violencia, y, con un actuación entre el público, irrumpiendo (por eso happening) Nereyda, la peruana que invitaba a la redención, pidiéndole que dejase la violencia a Milagros, la terrorista que se arrepentía frente a su encuentro con La Paz que la contenía, y Martín(*), el fotógrafo amarillista que retrataba todo sin moral alguna, sorprendían al público; eso no hubiese significado mucho de no ser porque en el escenario (en medio del parque, que era la plataforma de un camión) Camucha entregaba a Martha Patricia unos carteles cuyos textos contra la violencia terrorista Julio alzaba y dejaba ver al público; produciéndose ese distanciamiento brechtiano que llevaban al espectador, el público del parque Argentina de la sorpresa, de la contemplación lirica, a la razón, a la acción.
Otros amigos pusieron también su granito de arena como Alejandro Gómez, el popular Pichicho y Gustavo Silva, aunque su permanencia en el grupo sin ser efímera no constituyo mayor relevancia.
El día de la marcha por La Paz, que en noviembre de 1,989 convoco Henry Pease, con la presencia de Alfonso Barrantes y Mario Vargas Llosa (a la que el presidente García no asistió), el Grupo juvenil John Lennon se hizo presente. Junto a los jóvenes de Cedro y de diversas parroquias estuvimos aglutinados en un frente, al otro lado de la Av. se podían ver las pancartas de los jóvenes de otras universidades como UNMSM, la UNI, la Universidad Católica y la U. de Lima. La periodista Jackeline Fowks acerco el radiograbador a Rosita Sánchez y le dijo "El movimiento John Lennon se hace presente...” ella dio este testimonio:"Este es un rechazo activo a todas las formas de muerte y de violencia, nosotros somos un grupo cultural de participación juvenil, ya tenemos cuatro años haciendo actividades en el campo del arte: música, teatro etc. creo que esta es la mejor convocatoria para las alternativas de paz y vida que deben concientizar, la violencia no es solo el terrorismo y el hambre, sino también la segregación cultural, racial..."
A través del arte queremos dar una respuesta colectiva a la violencia. Porque nos preguntamos: ¿cómo construir la paz? Este mural quiere sembrar semillas de paz y alegría creativa para establecer relaciones fructíferas de comunidad” (Arte/Vida). Cartel en el muro.
Si el grupo logró algún objetivo, fue solo el de alzar su voz contra la violencia y hacerse sentir, y, en mucho de eso tiene que ver de manera audaz y proactiva el ejemplo de Herbert Rodríguez, un compañero de ruta al que todos los miembros del Grupo Lennon le reconocemos su activismo y valentía en aquellos años en que muchos no hicieron nada contra el horror y la violencia de Sendero Luminoso, el MRTA y el terrorismo de Estado.
4 comentarios:
Excelente Pedrin...!!!
DC
Maravillosa historia. Estupendo el relato de Pedro, con cada detalle vivido en nuestros años ochenteros y noventeros. Los ideales siguen siendo los mismos, la lucha por la justicia, igualdad y la no violencia no ha cambiado en ninguno de los Lennon. Abrazos luchadores y combativos,
Laura Rosa Sánchez Rojas
Buenango !!!
muy interesante para mi que naci en la zona, mi calle Cesar Vallejo, aun llegue a ver alguna de esas actividades
TOTO
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